Gloria Estefan: “Nadie sabe si rechacé la oferta de la CIA para ser espía”

En un panorama musical sobre­saturado de es­trellitas fugaces, Gloria Estefan pertenece a esa constelación menguante de superno­vas del pop que no necesi­tan presentación. Sólo a los más jóvenes quizá les ven­ga bien alguna introducción para entender la magnitud de esta leyenda de la músi­ca latina, es, además, una de las mujeres más podero­sas de la industria, con una fortuna estimada en qui­nientos millones de dólares y un mastodóntico historial de premios y reconocimien­tos, nuestra Medalla de Oro de las Bellas Artes incluida. Hacía siete años que no sa­bíamos gran cosa de ella, pe­ro hace unas semanas ABC charló con ella con motivo de una alborozadísima nue­va canción llamada «Cuan­do hay amor», que no es otra cosa que el primer adelan­to del disco que publica el 13 de agosto, un homenaje a la música brasileña titula­do «Brazil 305», que alude al código postal de Miami, donde vive la diva.

¿El disco será pura ale­gría, como esta canción?Exactamente. Es un disco grabado en Brasil, con mú­sicos brasileños, muy alegre y lleno de color. Iba a salir antes, pero cuando llegaron el Covid y las protestas por George Floyd pensé que no era un buen momento, por respeto. Pero ahora sí es el momento de celebrar la vi­da de nuevo.

Entiendo que vio abso­lutamente legítimas esas protestas.Claro. Me llenó de ale­gría ver a tantos jóvenes alzando la voz, porque yo también pienso que es im­portante. Quizá no fuera el mejor momento para salir a la calle, pero todos vimos un asesinato en televisión, vimos una vida morir fren­te a la cámara, y eso no pue­de salir de la mente así co­mo así.

Supongo que ha tardado en volver porque ha esta­do ocupada con su musi­cal, «On your feet».Sí, en gran parte ha si­do por eso. He pasado mu­cho tiempo en otros países supervisando los montajes, para asegurarme de que la historia y los personajes se entendieran bien en otras culturas. Después, cuando retomé el disco, mi madre enfermó y murió, y me re­sultaba imposible entrar al estudio a cantar. No quería que mi tristeza se traspasa­ra a la música, así que espe­ré. Pero, al final, la música que he estado haciendo en­contró su mejor momento para salir.

En estos siete años, la música urbana latina ha arrasado. ¿Le gustan es­trellas como Bad Bunny o Rosalía?Hay un tema de Bad Bun­ny que me encanta, «Yo pe­rreo sola», con esa tensión que genera la línea melódi­ca. Y Rosalía... ¡Ay, dios mío, qué talentazo tiene esa ni­ña! Es de las artistas que lle­van la música a otro nivel. Espectacular.

Participó en la can­ción colaborativa «Vein­te segundos o más», que advierte del peligro del virus. Y Brasil, el país ho­menajeado en su disco, es de los que peor llevan la pandemia. ¿Debieron to­márselo más en serio?Todo el mundo debió ha­berse tomado el virus más en serio, pero es que hay gente que ni se cree que exista, y así es difícil. El pro­blema es tener tan poca in­formación sobre la enfer­medad, y así es complicado controlar las reacciones del ser humano. Yo pienso que se abrieron demasia­do pronto las playas. Cuan­do vi los vídeos de la gente cogiendo sitio desesperada, ¡parecía que nunca hubie­ran visto una! Luego regre­san y, claro, se propaga el vi­rus.

Ha estado repartiendo comida a los sanitarios en su restaurante.Sí, mi marido y yo trata­mos de hacer lo que pudié­ramos, de ayudar a la co­munidad. Así que hicimos quinientas comidas diarias para médicos, enfermeras, policías… Todo estaba ce­rrado y no era fácil encon­trar comida. ¡Y ahora es­tamos cerrados de nuevo! Nadie sabe qué va a pasar a largo plazo.

Ha sabido echarle hu­mor, con esa versión de «On your feet» bautizada «Put on your mask».Una epidemióloga amiga mía me pidió que le ayuda­ra a concienciar a la gente, y la hice para que la gente en­tienda que hay que ponerse la máscara.

Artistas como Miguel Bosé creen que la pande­mia forma parte de una conspiración de Bill Ga­tes.Yo no pienso en conspi­raciones, porque nadie está tan organizado para mon­tar algo así. Tendría que haber tantas personas in­volucradas, y tan bien orga­nizadas, que para mí es im­posible.

¿Qué le parece la candi­datura de Kanye West a la presidencia de EE.UU.?Me he quedado anona­dada. No creo ni que pue­da hacerlo legalmente. En cualquier caso, es una fuen­te de entretenimiento cons­tante.

Al final, parece que nun­ca llega la democracia a Cuba. ¿Se desespera?No puedo desesperarme. Me da mucha pena por lo que están pasando los cuba­nos, tienen que buscarse la comida día a día, ayudar a sus familiares, soportar los apagones… Es muy difícil. Oro diariamente por ellos. Ojalá la vida sea mejor para ellos, pero la libertad de Cu­ba la tienen que conseguir los propios cubanos, no de­be llegar de fuera.

Uno de los capítulos más fascinantes de su vida es aquel en el que la CIA le propuso ser su espía. Ten­go entendido que rechazó la oferta por consejo de su madre. ¿Eso significa que tuvo dudas?Bueno, mi madre me di­jo que rechazara la oferta, pero en realidad no sabe si la rechacé (risas). Nadie lo sabe. Tengo el trabajo per­fecto, me he reunido con reyes, presidentes, políticos de las últimas décadas… y nadie sabe si soy una espía o no.